sábado, 10 de julio de 2010

Acerca del blog




Los sucesos desafortunados que han permeado la historia de esta familia difusa a la que amo con desenfreno, han permitido esta serie de escritos y apologías al recuerdo y el perdón.
No fue nada planeado. Una noche mientras merodeaban los archivos extraños del PC encontré las notas nostálgicas de mi padre, que no eran otra cosa (además de fragmentos de mi mismo) que un cofrecito de recuerdos anclado a un pasado inmóvil, no tarde mucho en entender que era ese el exorcismo de su alma; era la muerte de los embrujos de un pasado tortuoso que había dejado traumas y secuelas en la divina mocedad de sus cuerpos.
Después de ojear la primera de las nostalgias, me atreví a escribir algo visto desde el post trauma pero fraguado desde su alter ego, y debo pensar que no fue de su gusto ver en mis letras a un ogro diluido en el tiempo que, por conciencia o por azar, no pudo anclarse al tiempo y vio en la ternura de sus años un cambio radical que mas que ser ajeno y olvidado por su familia debió ser el mensaje de un nuevo día.
No quiero pensar que tendremos que esperar aquel polvillo anciano sobre las sienes para ver aquellos años tiernos… pues en el final de nuestras vidas solo restara el olvido.

Concepto visual

El fondo del logo es un desdibujo de una foto familiar en alguno de aquellos tropeles alegres que se armaba, cual ejercito Cruzado, para invadir Villeta, un pueblito de Cundinamarca situado a algunas horas de la capital Santafesina.
El fondo está marcado por colores “neonisados” que intentan pelearse un espacio en el lienzo, la textura posterior es fantasmagórica y, tanto el nombre como la figura familiar, se desdibujan en un hibrido de colores obscuros.
El nombre, Kontrebia, esta veteado y perdido en un caos bélico que lo circunda. Debo confesar que el concepto que quise transmitir era el de una radiografía con betas  de guerra y desunión.
Al fondo del blog se ve la imagen de un interior en abandono; muebles gastados, paredes húmedas, pisos cansados y cuadros nostálgicos… cabe considerar que la idea del abandono no es física sino simbólica, en la medida en que en el caos  se descuido el deber dialógico menesteroso de nuestra familia.

Ricardo Contreras García

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